Durante más de 20 años, Lillian Boyd
ha sufrido de ceguera. Un día, de repente, empezó a ver cosas. Para
ella fue una sorpresa ver cómo en su casa aparecían dos perros
negros labradores y mucho más cuando empezó a ver a niñas en
hermosos vestidos y a un hombre que no reconocía. Con 86 años, su
primera reacción fue de miedo. Temía que si le comentaba a alguien
lo que le sucedía la gente iba a pensar que se estaba volviendo
loca.
A la señora Boyd le tomó un par de semanas antes de decidirse a hablar sobre lo que le estaba pasando. Afortunadamente, su doctor ya había lidiado con esta enfermedad y pudo asegurarle que las alucinaciones no eran psicológicas.
Un estudio realizado por este especialista y colegas descubrió que en el 20% de los casos la gente disfrutaba viendo las imágenes, la mitad de quienes lo padecen se muestran neutrales y un 30% lo encuentra desagradable.
Las alucinaciones de Boyd, que la han visitado durante nueve meses, definitivamente caen en la categoría del último grupo. No obstante, asegura que ahora se siente mejor que sabe que estas visiones no son un síntoma de demencia, pero todavía las describe como "inquietante". Por suerte, recientemente ha tenido un respiro. "No he tenido ninguna en los últimos dos días y doy las gracias por ello. Ha sido un alivio maravilloso el que no estén allí".
Dentro de unos años espero que esta enfermedad tenga cura o que por lo menos con un tratamiento adecuado pueda ser atenuada. Es sorprendente como muchas enfermedades no son conocidas y son tan llamativas. Creo que la población debería saber más sobre ellas. ¿Qué pensáis al respecto?
Es alucinante lo que la mente humana es capaz de hacer en un ansia por estimular el nervio óptico.
ResponderEliminarlo cierto es que nuestro cuerpo sigue siendo un misterio, y aun más nuestro cerebro.
Al leer esta noticia, pensé que para Boyd , el hecho de ver, aunque solo fuesen visiones, seria una alegría, pero lo cierto es que no le gusta tener estas visiones, lo cual me ha sorprendido. Aunque si estas no son agradables, supongo que es mejor no tenerlas.
Yo también espero, al igual que Elena, que se encuentre cura para esta enfermedad y que estas personas puedan optar por no tenerlas.