Dicen que << no hay mayor
fuerza de voluntad que la voluntad humana>>. Es la historia de superación
personal de esta joven deportista tomareña, Carolina, que a pesar de su
discapacidad, ha conseguido a base de mucho esfuerzo, voluntad y muchas ganas
de aprender, junto con la ayuda incondicional de sus excepcionales padres, que
nunca se rindieron ante las dificultades y siempre le trasfirieron confianza en
sí misma, ser autosuficiente y llevar una vida prácticamente normal.
A sus 38 años, Carolina lo ha
conseguido casi todo en la vida. Es una chica <<responsable, metódica y
con unas ganas de aprender tremendas >>, explican sus padres. Unas
cualidades que le han llevado a trabajar en el prestigioso Alfonso XIII de
Sevilla, donde le han hecho un contrato indefinido.
Desde pequeñita aprendió a nadar
perfectamente y a jugar al tenis, un deporte que practica con tan buen nivel
que incluso fue medalla de plata de tenis en el Campeonato Internacional de
Special Olimpics celebrado en Inglaterra, un viaje que hizo ella sola en avión,
ya que sus padres siempre se han esforzado en conseguir que sea una persona autónoma.
<< Y, aunque no ha costado
mucho quitarnos los miedos como padres a que le pase algo, siempre le hemos
trasmitido que ella era capaz de hacer lo que se propusiera, a pesar de ser conscientes
de sus dificultades>.
Sin
duda, una gran luchadora y todo un ejemplo de superación a seguir por todos.
Solo
con decirle a una persona que no va a ser capaz, ya la estás condenando desde
el principio, sin ni siquiera darle una oportunidad.
Amarrados a su hija no iban a hacer nada. Esto
es lo que, por miedo, suelen hacer muchos
de los padres que tienen un hijo con alguna discapacidad, algo que deben
evitar, pues en Carolina está la prueba de que se puede, lo cual es una
tranquilidad para sus padres cuando ya no estén.
Admiro
a sus padres por haber tenido la
valentía y la firmeza de haberles enseñado a su hija desde pequeña a que
aprendiera a valerse por sí sola. Se han convertido en un eslabón fundamental
en su autonomía.
Por
último decir que, gracias a personas como Carolina hacemos que otra personas discapacitadas
se animen y vivan la vida tal y como se merecen, superándose a ello mimo y
dando lecciones a lo demás.
María Giles.